La hepatitis vírica canina es una enfermedad que afecta únicamente a los perros y zorros, y no guarda relación alguna con la hepatitis humana. Los signos mas relevates son: fiebre, anorexia, aumento de las secreciones nasal y ocular, conjuntivitis, hiperemia de mucosas, vómitos, edema en tejido subcutáneo cabeza, cuello y partes declives del cuerpo. Hoy es mucho menos frecuente gracias a la eficacia de las vacunas. Sin embargo, esta enfermedad extremadamente contagiosa y en ocasiones mortal todavía se puede observar en la consulta veterinaria, sobre todo en cachorros que no han sido vacunados.
¿Cómo se contrae?
Es ocasionada por un adenovirus tipo 2. El virus sobrevive durante varios días a temperatura ambiente en fómites sucios (Objetos inanimados que transportan microorganismos patógenos y que pueden ser fuente de infecciones) permanecen viable durante meses. La principal fuente de infección es la ingestión de orina, heces o saliva de perros infectados. Los perros que se recuperan de la infección pueden excretar el virus a través de la orina durante 6 meses. La padecen casi exclusivamente los perros no vacunados.
El virus es resistente a muchos desinfectantes y puede perdurar intacto en el entorno durante semanas o meses.
¿Cuáles son sus síntomas?
Los cachorros muy jóvenes pueden morir en el plazo de unas pocas horas y en situaciones de hacinamiento el contagio es muy rápido.
Después de la exposición, la infección afecta primero al tejido linfático localizado alrededor de la cabeza, afectando luego a otros órganos, sobre todo al hígado y se extiende a todos los tejidos, especialmente a los hepatocitos, células del hígado y células endoteliales principalmente en: endotelio corneal (Edema corneal y uveítis anterior), glomerulonefritis (inflamación del riñón) y dañar las células que cubren los vasos sanguíneos.
Infección peraguda: Los cachorros de menos de 3 semanas pueden manifestar de repente dolor en el abdomen y la muerte puede sobrevenir en pocas horas.
Infección aguda: Fiebre, vómito, diarrea, dolor abdominal, inflamación de las amígdalas y faringe. Desorientación, depresión, coma y convulsiones esto ultimo en caso de que la infección sea grave y ocasione una encefalitis hepática.
Infección ocular: Edema corneal, córnea opaca, también llamada , ojo azul de la hepatitis y uveítis anterior.
Hepatitis crónica activa: Daño en un 70% del hígado con mal funcionamiento del mismo.
El daño que sufre el hígado principalmente puede ocasionar secuelas posteriores a la infección. En el caso de una encefalopatía hepática, el daño al sistema nervioso central podría dejar tics nerviosos en el ejemplar.
¿Cómo se diagnostica?
La historia clínica, así como los signos son de gran relevancia para un diagnóstico presuntivo. El empleo de pruebas de laboratorio como: Hemograma y química sanguínea pueden orientar al médico, la toma de placas radiográficas o la realización de una ecografía pueden confirmar un aumento de volumen del hígado.
¿Tiene tratamiento?
El CAV-1 no se puede tratar directamente así que éste se limita a intentar que los daños que ocasiona en el animal sean los mínimos. Muchas veces los perros mueren a pesar de todo
El tratamiento necesario es el siguiente:
- Tratamiento antibiótico para controlar las infecciones bacterianas secundarias.
- Medicación para controlar los síntomas, como diarrea, vómitos, insuficiencia hepática o los problemas de coagulación de la sangre.
- Intentar que el perro coma una dieta especial para la insuficiencia hepática.
- Guardar reposo absoluto, nada de ejercicio. Muchos animales pueden sufrir una recaída grave cuando, aparentemente recuperados, dan su primer paseo.
- Antiinflamatorios.
Los perros infectados y los que hayan estado en contacto con ellos, deben permanecer aislados de otros perros sensibles y es preciso adoptar medidas de higiene y usar desinfectantes adecuados.
¿Cómo podemos prevenirla?
La vacunacion es un modo eficaz para prevenir esta enfermedad y en el caso de animales ya infectados, los propietarios deberán tener cuidado de que su mascota no infecte el medio.
La hepatitis vírica canina siempre forma parte de la primera vacunación de los cachorros y a menudo también de las dosis de recuerdo anuales.
Tener la cartilla de vacunación al día es un requisito indispensable para asistir a expociones o para el alojamiento en residencias caninas.
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