¿Qué es la peritonitis infecciosa felina?
La peritonitis infecciosa felina (PIF) está causada por un coronavirus felino (FCoV), aunque hay que tener en cuenta que sólo una parte de los gatos infectados desarrollarán la enfermedad.
El estrés predispone a los gatos a la infección (adopción, castración, periodo en residencias felinas), siendo esta enfermedad especialmente frecuente en gatos de menos de 1 año y en entornos con gran densidad de gatos así como en gatos de raza.
El FCoV se inactiva rápidamente con detergentes y desinfectantes.
¿Cómo se produce la infección?
El contagio de la enfermedad se produce principalmente por las heces de los gatos que eliminan el virus porque es raro que se produzca una transmisión por la saliva o durante la gestación. También se puede producir una transmisión indirecta a través de zapatos y areneras.
Los gatos empiezan a eliminar el virus durante la primera semana posterior a la infección y siguen haciéndolo durante semanas o meses, a veces incluso durante toda su vida.
El desarrollo de la enfermedad va a depender de la carga viral y de la respuesta inmunitaria del gato.
¿Cuáles son los signos clínicos que podemos detectar en un gato?
Los signos típicos suelen ser fiebre fluctuante, pérdida de peso, anorexia y depresión o pueden permanecer sanos o presentar únicamente una enteritis leve.
Las características iniciales de la PIF suelen ser
– una forma exudativa (húmeda), caracterizada por poliserositis (ascitis, exudado torácico y/o pericárdico) y vasculitis.
– una forma no exudativa (seca), caracterizada por lesiones granulomatosas en varios órganos (renomegalia, diarrea crónica, linfadenopatía).
Estas formas se consideran extremos clínicos del mismo cuadro.
Los signos oculares son uveítis, precipitados queráticos en la cámara anterior del ojo, infiltrado perivascular en la retina y coriorretinitis piogranulomatosa.
Los signos neurológicos (alrededor del 10% de los casos) son ataxia, hiperestesia, nistagmo, convulsiones, cambios de comportamiento y afecciones de los pares craneales.
¿Cómo se realiza el diagnóstico?
No existe ninguna prueba diagnóstica no invasiva para la forma seca y la única forma de diagnosticar este estadio es por pruebas especializadas en laboratorios de referencia por muestras de biopsia.
¿Cómo se trata la enfermedad?
La PIF tiene mal pronóstico siendo el tiempo medio de supervivencia tras el diagnóstico es de 9 días.
Solamente debe considerarse la eutanasia tras un diagnóstico definitivo.
El tratamiento de soporte se inicia para inhibir la respuesta inmunitaria inflamatoria y perjudicial, habitualmente con corticosteroides. Sin embargo, no se han demostrado mediante estudios clínicos sus beneficios.
En los hogares en los que haya fallecido un gato por PIF, se recomienda esperar dos meses antes de introducir otro gato. Los otros gatos del mismo hogar serán probablemente portadores del FCoV.
La PIF es un problema en los gatos alojados en grupo (centros de reproducción y refugios) y raramente aparece en gatos de casa que también tengan acceso al exterior (vida mixta).
El riesgo de contaminación puede reducirse estableciendo una higiene estricta, alojando a los gatos en grupos pequeños y bien adaptados, con bandejas de arena suficientes que se limpien con frecuencia o con acceso al exterior.
¿Existe vacunación contra la PIF?
Solamente existe una vacuna (intranasal) contra la PIF en EE.UU. y en algunos países europeos que no debe administrarse antes de las 16 semanas de edad.
La vacuna no es eficaz en los gatos previamente infectados por el FCoV, pero puede ser útil en gatitos seronegativos antes de introducirlos en un entorno endémico.
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